Love, Death & Robots: cuentos de amor, de locura y de muerte
Love, Death & Robots es una fiesta visual para todos los gustos. La serie, producida por David Fincher (The Fight Club, Gone Girl, Zodiac) y Tim Miller (Deadpool), entre otros, es una verdadera antología del género de fantasía y ciencia ficción, que consiste dieciocho cortos animados, escritos y dirigidos por distintos equipos. Los capítulos, que promedian los diez minutos cada uno, nos presentan un cortometraje distinto, que no se vincula con los demás, excepto por tener uno o más de los componentes del título de la serie: o amor, o muerte o robots. Vale decir que los mejores son los que saben contar una historia que reúne los tres.
Por eso en una sóla serie tenemos vampiros, seres mitológicos, extraterrestres, conciecias artificiales u otras presencias que, como el robot, son alternativas a lo humano. La apuesta animada permite crear universos increíbles y desafiantes, forzar los límites de la imaginación y llevarnos lejos de la realidad, para, como siempre, hablar de ella. Con humor, con terror, con acción, con intenciones “realistas”, los cortometrajes nos permiten vislumbrar universos alternativos donde los problemas son los únicos dos que nos importan a todos, los misterios del amor y la muerte.
Siempre es un desafío contar una buena y contundente historia en diez minutos. El espectador experimenta miedo, risa, tristeza, ansiedad; ninguna historia nos deja completamente indiferentes, todas tienen su dosis de conmoción. Lograr esto se deba quizás a que la mayoría de cortos son adaptaciones de obras literarias.
Cada capítulo tiene su director (poco cupo femenino en este aspecto), Philip Gelatt es el responsable de la mayoría de los guiones adaptados y animan los cortos Blur Studio, Axis Studios, Sun Creature Studio, Blow Studio, Platige Image Studio, entre otros. Cada historia tiene su propuesta visual y logra una comunión forma/fondo que no suele verse tan delicadamente construida en los productos masivos. Con muy distintos y marcados estilos, las animaciones son todas, en un punto, excelentes. Netflix, de vez en cuando, hace estas apuestas que sorprenden en su calidad, en medio de la producción de innumerables series que caen pronto en el olvido.
De los que más me gustaron, por su originalidad, están “Three Robots”, “Suits”, “Helping Hand”, “When the Yogurt Took over”, “Good Hunting”, “Fish Night”, “Ice Age”, “Alternate Histories”. Tres robos que visitan la Tierra en plan de turistas; granjeros que luchan contra agresivos aliens en mechas artesanales; una mujer perdida en el espacio que se las arregla sin una mano; un mundo dominado por un yogurt inteligente, que sabe más de economía que las grandes potencias; un hombre que se vincula con un espíritu arcaico en un mundo bien steampunk; dos vendedores que quedan varados en el “desierto”; una pareja que descubre la historia de la civilización en su vieja heladera; una aplicación que nos permite ver distintas ucronías a partir de la muerte de Hitler. Esto hace que sea casi imposible no disfrutar de más de uno, con tan variada oferta de personajes, conflictos, universos, propuestas visuales, tonos.
Sin dudas, lo que más valoro de la propuesta es la multiplicidad de experiencias que propone. No es una serie para mirar de un tirón, vale verla de a poco, disfrutando y dejando decantar cada capítulo. Si bien a veces el hilo conductor no es tan visible, siempre quedamos enganchados con el amor, la muerte o los robots. La expectativa que se genera antes de comenzar cada corto es provocada por esta variedad de tonos, ¿qué voy a ver ahora? Me parece muy bienvenido este sacudón de comodidad audiovisual al que nos vamos acostumbrando. Y espero una segunda temporada.